Operativo
Nacional de Evaluación. ¿La evaluación como rendición de cuentas?
Es
de conocimiento público que en la próxima semana, concretamente el martes 18 de
octubre en nuestro país se estará desarrollando el Operativo Nacional de
Evaluación en escuelas de gestión pública y privada, participarán del mismo los
estudiantes de 6° grado de escuelas primarias y 5° o 6° año de las escuelas
secundarias.También se hará una muestra representativa a los estudiantes de 3°
grado y a 2° o 3° año de la escuela secundaria.
Directivos de la institución en calidad de
veedores fiscalizarán el desarrollo del operativo sistemático, mientras que los
aplicadores -algunos extranjeros- en la institución, serán los encargados de
llevar adelante el proceso evaluativo de monitoreo y seguimiento de la política
educativa, custodiando a los estudiantes que completen las pruebas.
Las
mismas, poseen carácter masivo y preguntas que admiten una multiplicidad de
respuestas. “Uno de sus requisitos es el uso de preguntas de respuesta
múltiple. En este tipo de ejercicios se presenta una consigna, se ofrecen una
serie de respuestas posibles y el estudiante debe elegir una” como se señala en
el Portal Educ.ar.
Por
las condiciones en que se establece este operativo intensivo, subyace un perfil
meritocrático, cuyos resultados se conocerán a inicios del próximo año, es
decir en los primeros meses del ciclo lectivo 2017; según se anticipa habrá una
devolución general que permitirá relevar información, medir los aprendizajes y
la calidad de la educación argentina.
Las
expresiones evaluación externa y calidad educativa resuenan en nuestra
historia como una cuestión ligada a fórmulas neoliberales que posicionaron a la
educación como gasto, por lo cual se requiere tener un control sobre los
resultados que éste (gasto) produce.
A partir del año 2000 entró en
escena el Programa Internacional de Evaluación de Alumnos,- comúnmente conocido
como PISA- por sus siglas en inglés (Programmefor
International Student Assessment). Este programa, destinado a la
realización de un análisis del rendimiento de los estudiantes que cursan el
último año de la educación escolar obligatoria, realizado cada tres años para
conocer hasta qué punto estos estudiantes han adquirido algunos de los saberes
y habilidades necesarios para la participación plena en la sociedad, “evalúa” áreas temáticas “claves” a nivel internacional. Derivó un informe con Ranking en el que posiciona en el top más alto a aquellos
países que han alcanzado un buen rendimiento según criterios preestablecidos. La
muestra para la confección de este tipo de análisis, se efectúa por medio de
pruebas estandarizadas que, pretendiendo objetividad, eliminan cualquier arista
y dimensión que atente sobre esta supuesta cualidad objetiva.
Durante
las dos últimas décadas mucho se ha escrito sobre evaluación. Hoy entendemos la
evaluación en el ámbito educativo como actividad crítica de aprendizaje, porque
se asume que la evaluación es aprendizaje en el sentido que por ella adquirimos
conocimientos. (Álvarez Méndez, 1993)
De
este modo, la evaluación está asociada a: la negociación de criterios por
parte de quienes participan en ella, los cuales deben ser transparentes,
explícitos y públicos; la representación de un proceso evaluativo, no
circunscripta al examen, en lugar de ubicarla como punto final irreversible que
localiza errores y los califica; y un compromiso con el mejoramiento constante de
la práctica educativa.
No debe tratarse de “rendir cuentas” a una administración, sino de
un proceso abierto y social, en el que se diluciden intereses públicos - no
privados - que posibilite la construcción de
conocimiento, la producción colectiva de información, que retroalimente
las políticas educativas, las prácticas pedagógicas y las acciones de
intervención. A lo que se apuesta es a
una evaluación democrática, orientada a “la argumentación, análisis y a la
construcción de sentidos compartidos, sobre las circunstancias, los problemas,
o los logros de lo evaluado” (Sverdlick,2012)
En esta
perspectiva, contraria a las pruebas estandarizadas que cuestionamos, se considera a la evaluación como una herramienta de aprendizaje que debe ser
construida por sus participantes dejando por fuera cualquier valor estándar
preexistente.
No es menor señalar que las
decisiones que llevan a establecer “qué” y “para quién” evaluar, “para qué” y
“cómo” se adoptan dentro de una gama de posibilidades. La incorporación de
estas preguntas al campo de la evaluación, nos permite descubrir la calidad de
lo aprendido y la calidad del modo en que aprende el alumno; las dificultades
que encuentra y la naturaleza de las mismas, la profundidad y la consistencia
de lo aprendido y la capacidad generadora para nuevos aprendizajes. Ésta es la
evaluación que mira al valor agregado de la enseñanza como indicador válido de
la calidad de la educación.
Es pertinente revisar lo planteado en el Diseño Curricular de la Educación Primaria entrerriana, donde se observa que la Evaluación interpela significados de los saberes disciplinares, acogiendo y amparándose en trayectos educativos heterogéneos, las múltiples realidades presentes en las aulas, las experiencias educativas diversas (2011: 31).
También se hace referencia a un trabajo colegiado, que se construye bajo la responsabilidad del equipo institucional, por ende, contempla un proceso construido con los estudiantes, docentes y otros actores involucrados, adquiriendo un carácter comunicacional; por esta razón cuando hablamos de enseñar, estamos haciendo un sitio para el otro ofreciéndole los medios para que pueda ocupar ese sitio, pero que pueda hacerlo en la constitución e inscripción de su diferencia (2011: 29).
Recobrando sentidos que obran en el documento curricular vigente dentro de la política educativa provincial, textualmente puede leerse:
Es pertinente revisar lo planteado en el Diseño Curricular de la Educación Primaria entrerriana, donde se observa que la Evaluación interpela significados de los saberes disciplinares, acogiendo y amparándose en trayectos educativos heterogéneos, las múltiples realidades presentes en las aulas, las experiencias educativas diversas (2011: 31).
También se hace referencia a un trabajo colegiado, que se construye bajo la responsabilidad del equipo institucional, por ende, contempla un proceso construido con los estudiantes, docentes y otros actores involucrados, adquiriendo un carácter comunicacional; por esta razón cuando hablamos de enseñar, estamos haciendo un sitio para el otro ofreciéndole los medios para que pueda ocupar ese sitio, pero que pueda hacerlo en la constitución e inscripción de su diferencia (2011: 29).
Recobrando sentidos que obran en el documento curricular vigente dentro de la política educativa provincial, textualmente puede leerse:
“Tradicionalmente, se ha relacionado a la
evaluación con un examen, como un instrumento para validar la calidad y la
promoción. Hoy, con el modo de concebir los procesos de enseñar y de aprender
es urgente considerar la propuesta de una evaluación formativa” (Ibídem
pág.31).
Es
oportuno preguntarnos entonces: Los parámetros reflejados en el
operativo a compartir en pocos días ¿dan cuenta de una instancia de evaluación
formativa? De algún modo lo señalado permite advertir que, colectivamente estaremos deslegitimando
los documentos provinciales para aplicar
mandatos de organismos extraños, por los propósitos expuestos dentro del evento
nacional.
Se
entiende que programas como éstos no evalúan sino que examinan, califican y seleccionan para “rankear”. Partiendo
del supuesto que las escuelas que logran estar por encima de la media son
aquellas que brindan una educación de calidad.
Pero,
¿de qué concepción de calidad estamos hablando?. Es sin dudas una calidad basada
en patrones normativos que fija modelos ideales: un alumno modelo, un docente
modelo y una escuela modelo. No “encajar” en estos modelos pareciera no
significar otra cosa más que no ser de calidad. La calidad aquí es eficiencia,
eficacia y productividad. Se centra en los resultados -no en el proceso- y en
cómo estos se acercan -o no- a los objetivos preestablecidos.
Lo
paradójico en este tipo de pruebas es que la calidad educativa se mide en favor
del alto o bajo rendimiento académico de los alumnos. Es decir, se utilizan
indicadores cuantificables, sistemas de puntuación que poco reflejan la
complejidad de la enseñanza. Se utiliza la cantidad para medir la calidad. La
productividad docente se mide en cuántos de sus alumnos puedan alcanzar
resultados óptimos y la calidad educativa en la eficiencia con la que estos
últimos completan las pruebas.
Con el Operativo Aprender 2016, se
vuelven a instalar las evaluaciones estandarizadas, negando las trayectorias
diversas y plurales de los estudiantes, al ponderar resultados, que sólo
reivindican el mérito de los mismos. En esta racionalidad técnica, la
evaluación sólo desempeña un papel funcional e instrumental. Pero, está claro
que de estas actividades artificiales no se aprende. Para que se dé una
instancia de aprendizaje es necesaria la presencia y participación activa de
quienes están implicados.
Después
de mucho apostar en las escuelas públicas, y de un trabajo mancomunado en pos
de generar condiciones de enseñanza fundadas en la heterogeneidad y que atienda a los itinerarios subjetivos, el
Ministerio de Educación y Deportes de la Nación propone un dispositivo de
evaluación que ignora los tiempos, saberes, conocimientos, posibilidades y
dificultades de los alumnos que acceden a las escuelas primarias o secundarias,
pues su metodología no difiere de instancias realizadas en años anteriores.
Surgen
entonces muchos interrogantes: ¿atendemos a los derechos de los niños con este
dispositivo?, ¿estaremos en condiciones de fomentar la inclusión educativa en
las aulas o estamos certificando prácticas de enseñanza monocrónicas y
homogeneizadoras?, ¿vuelven a ser los estudiantes el blanco de propuestas
impuestas por los organismos internacionales?, ante esta opción institucional
¿elegimos aprender en la homogeneidad o en la heterogeneidad?
En
medio de éstos adviene una sensación de volver a refrendar las trayectorias
teóricas por sobre las reales (Terigi 2010), al definir itinerarios
cronológicos estándares que limitan el paso de los estudiantes por el sistema
educativo, pudiendo advertirse menoscabadas sus trayectorias escolares a
futuro. A diferencia de estas trayectorias teóricas, las trayectorias reales de
los estudiantes tienen en cuenta más elementos, como la heterogeneidad y el
desarrollo social y emocional de cada estudiante. Propone realizar recorridos
diferenciados (de ser necesario) atendiendo a las características de cada uno.
En
definitiva, este tipo de pruebas vuelven a instalar un imaginario de alumno en
las escuelas que dista de los estudiantes con los que compartimos el quehacer
educativo diario. No tiene en cuenta los diferentes contextos, las
potencialidades, las luchas diarias, las problemáticas sociales, etc.
Por
todo lo expresado, los docentes miembros esta Red de Estudios
“Escuela, transmisión y vínculos intergeneracionales”, consideramos:
“Escuela, transmisión y vínculos intergeneracionales”, consideramos:
- Que el Operativo Aprender retrotrae prácticas que ya fueron cuestionadas por el colectivo de docentes en todo el país cuando se realizaban las pruebas PISA;
- · Que dicho operativo desconoce las trayectorias y los diversos contextos de los niños, niñas y adolescentes;
- · Que las pruebas estandarizadas fueron confeccionadas ignorando los aportes que docentes, directivos y supervisores pudieran realizar al respecto en cada una de las jurisdicciones;
- · Que al nominar escuelas y exámenes con nombre y apellido, producen un ranking para estigmatizar a aquellas instituciones, docentes y alumnos que no alcanzan las medias establecidas por el operativo;
- · Que más allá de obtener resultados que ayuden a mejorar la educación, se cuestionará lo alcanzado sin ver procesos.
- · Que esta evaluación desconoce y desestima la historicidad de la práctica, y el trabajo de las comunidades educativas, en un proceso de evaluación institucional participativa
- · Que se reduce la práctica profesional docente a un mero aplicador de evaluaciones externas, atentando gravemente su autonomía y formación.
- · Que la calidad es una construcción, en este caso, prefijada e impuesta por extranjeros, anulando la posibilidad de construir sentidos sobre el valor educativo de aquello que se evalúa, en términos contextuales.
La educación no necesita ranking, necesita análisis que abarquen más que conocimientos alcanzados en un momento dado. Toda evaluación conlleva una decisión política y pedagógica, no es neutral, interviene sobre nuestras realidades. ¿A qué fines responden estas evaluaciones? ¿Qué se hará con esos resultados sesgados que no logran reflejar lo que efectivamente vivimos en nuestras instituciones?
Comprendemos que una
evaluación que permita conocer la realidad del sistema educativo actual
requiere no solo pruebas que consideren las trayectorias sino incorporar al
análisis las situaciones sociales, políticas, culturales y económicas de las
jurisdicciones.Tomar en cuenta las condiciones sociales, políticas, culturales
y económicas implica considerar también las condiciones materiales y salariales
de trabajo docente. Analizar las posibilidades que habilita la transmisión y el
trabajo con el conocimiento en determinados contextos. Requiere analizar
también como parte del proceso evaluador las políticas y los modos en que
fueron implementadas, sus efectos en las instituciones escolares, el cumplimiento del Estado en tanto garante del
derecho a aprender.
.-Red de Estudios: Escuela, transmisión y vínculos intergeneracionales
Somos
un colectivo que reúne educadores de inicial y primaria, profesores
secundarios, universitarios y estudiantes de Ciencias de la Educación con
perspectivas, trayectorias y pertenencias institucionales diferentes en el
espacio de la educación pública.
Nos proponemos compartir saberes, inquietudes e ideas; construyendo un espacio plural para el estudio, debate y reflexión sobre la escuela, los avatares de la transmisión y los vínculos intergeneracionales en la actualidad. Expresamos de este modo, nuestro renovado compromiso y responsabilidad con la educación pública.
Nos proponemos compartir saberes, inquietudes e ideas; construyendo un espacio plural para el estudio, debate y reflexión sobre la escuela, los avatares de la transmisión y los vínculos intergeneracionales en la actualidad. Expresamos de este modo, nuestro renovado compromiso y responsabilidad con la educación pública.
Sabemos que hay distintos modos de concebir a la evaluación. Podemos hablar de una evaluación formativa, de proceso; y de una evaluación cuantitativa, examinadora, de clasificación. Teniendo en cuenta este operativo, claro está que el objetivo no es evaluar el proceso sino llegar a resultados, los cuales servirán para "rankear" y comparar. No creo que evaluar la calidad educativa de nuestro país esté mal; no estoy de acuerdo con esta forma. Hablando con colegas pensaba por qué no diseñar evaluaciones internas, en donde se tenga en cuenta el contexto escolar, el sujeto y su trayectoria tanto individual como grupal.
ResponderEliminarDe todas maneras la evaluación sigue estando -desde siempre- en tela de juicio, siendo un disparador de debate constantes, atravesado siempre por intencionalidades políticas.
Es muy difícil poder emitir una opinión objetiva cuando el tema se encuentra tan politizado. De todas formas voy a hacer el Intento. Como primer cosa, al juego de palabras del título le incluiría el "perder el miedo a evaluar" o "aprender a evaluar". No puede ser que siendo el año 2016 sigamos cayendo en la mediocridad de que existan docentes que solo entienden por EVALUACION una herramienta de poder, de control y de manipulación de los estudiantes. La evaluación es otra cosa y va mas allá de una nota por un examen al final de un trimestre o ciclo. Es verdad que las pruebas estandarizadas son difíciles de aplicar a una población tan heterogénea como es la Argentina. Pero en ningún momento se dijo que iba a tenerse en cuenta el proceso de enseñanza y aprendizaje y los trayectos escolares de cada estudiante. Sería imposible aplicar a nivel nación en dos días una prueba de estas características. Esta prueba apunta pura y exclusivamente a ver qué conocimientos tienen nuestros estudiantes de ciertos temas de diferentes áreas. Lo otro se dará al interior de cada institución y por supuesto por la propia auto evaluación de cada docente. No entiendo ahora cual es el problema de aplicar una prueba. Cuando uno comienza algo realiza un diagnostico, una evaluación de los estudiantes con que se encuentra y con el material que va a trabajar. ¿Es absurdo acaso entonces que el gobierno nacional quiera saber donde esta parado antes de empezar a aplicar políticas educativas de calidad para mejorar la educación tan castigada de este país? O será que muchos fundamentalistas tienen miedo de los resultados que seguramente van a sacar a la luz la debacle del sistema educativo de la última década donde los alumnos no saben leer sin deletrear, no saben escribir, no saben comprender. Un sistema educativo donde muchos docentes recién recibidos tienen horrores ortográficos, horrores de concepto, desconocimiento de muchos temas y sobre todo estudian porque no saben qué otra cosa hacer. ¿Será que no quieren que se confirme el dicho de que la escuela se convirtió en un aguantadero donde los estudiantes deben ser CONTENIDOS, donde deben ser RETENIDOS, donde deben ser PROMOVIDOS sin importar sus conocimientos, solo por una estadística?
ResponderEliminarAños hace que se toman las pruebas estandarizadas, sirvan o no. La famosa prueba PISA que hasta su creador dijo que no sirven para nada fue aplicada en la ultima década, poca gente se quejó. Tenemos ahora docentes militantes que quieren lavar cabezas promoviendo la toma de colegios, la rebelión y una cierta anarquía sobre bases endebles y sin sentido mas que no poder tolerar que un gobierno nuevo quiera hacer nuevas cosas. Quienes son los perjudicados? NUESTROS ESTUDIANTES, EL FUTURO DE ESTE PAIS QUE EN MATERIA DE EDUCACION HA PERDIDO UNA DECADA.
ResponderEliminarLas pruebas están bien, no hablan de política ni tienen preguntas con doble sentido ni con ningun tipo de malicia. Entonces, ¿a que le tenemos miedo?. Es vergonzoso ver docentes promoviendo que no se evalúe e incitando al desorden. Bueno sería evaluar a los docentes, y como docente lo digo.
Basta de creer que la EVALUACION es una herramienta de poder y disciplinamiento. EVALUAR ES NECESARIO, ES URGENTE Y DEBE HACERSE. Una vez estén los resultados (los cuales creo serán dramáticos) esperemos se tomen medidas para mejorarlos.
Mientras tanto por una vez en la vida TRABAJEMOS TODOS JUNTOS PARA MEJORAR ESTE PAIS. Fuimos potencia en educación, ahora damos pena. Y lo peor, todos los que estamos dentro del sistema educativo somos cómplices de alguna manera por haber permitido pase esto. Seamos aliados también para mejorar la situación, darle un futuro a las generaciones mas chicas y sacar el pais adelante. Esto ya es el colmo del ridículo. Gremialistas que cobran fortunas y no pisan un aula levantan la bandera de la ESCUELA PUBLICA, lo correcto y lo incorrecto. Basta de politizar la educación. La Escuela debe generar PERSONAS CRITICAS CAPACES DE DECIDIR POR SI MISMAS y no PERSONAS IGNORANTES FACILES DE MANIPULAR. ¿Será entonces eso lo que genera tanto temor?. EVALUEMOS (NOS) Y EVALUEMOS A NUESTROS ESTUDIANTES. ES LA UNICA FORMA DE TENER UN NORTE Y PODER AVANZAR Y CRECER.